viernes, 23 de mayo de 2008

La película del mes: "Roma, Ciudad Abierta", de Roberto Rossellini, 1945

La trágica historia de los diez meses que la Ciudad Eterna vivió bajo la ocupación nazi

En estos días en los que la mayor parte del público cinematográfico dirige sus miradas hacia la nueva película de Steven Spielberg, “Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal” (la cual ya he tenido oportunidad de visionar ayer en el cine, el día del estreno), y tras comprobar que la última colaboración entre el rey Midas de Hollywood y su buen amigo George Lucas ha desembocado, al menos en mi opinión, en una entretenida película de aventuras en la que se intentan realizar pequeños guiños a la trilogía original (de la que soy un fan acérrimo desde que era un niño), aunque sin obtener un resultado comparable al obtenido con la obra maestra del cine de entretenimiento “En Busca del Arca Perdida”, a mi me resulta imposible el no tornar mi mirada hacia las películas que cambiaron nuestras vidas, hacia aquellas cintas que han sido injustamente olvidadas por un importante sector del público pero que han contribuido a dar forma al cine tal y como le concebimos actualmente.

Son muchas las películas que podríamos incluir aquí, existiendo decenas de obras fílmicas que establecieron un antes y un después en el desarrollo del séptimo arte, contando con la inestimable colaboración de algunos de los mejores directores, actores y guionistas que jamás hayan existido y ejerciendo una gran influencia en los futuros cinematógrafos y artistas.

En este sentido, la película del director italiano Roberto Rossellini “Roma, Ciudad Abierta”, constituye uno de los más destacados ejemplos de lo que una sola película puede hacer para cambiar las bases cinematográficas establecidas, asombrar a realizadores de todo el mundo, e incluso dar origen a un nuevo género cinematográfico, el cual llegaría a convertirse en uno de los principales referentes del cine italiano de la década de los 40 y 50, el “Neorrealismo” (género del que Rossellini crearía dos películas más, "Paisá" y "Alemania Año Cero").

La Segunda Guerra Mundial se convirtió en el acontecimiento histórico más importante y decisivo del siglo XX, cambiando drásticamente el mapa del mundo y destrozando la vida de millones de personas, en una época en la que la humanidad se vio sometida a un grado de sufrimiento y de represión jamás vistas hasta entonces, calando profundamente en los corazones y en las mentes de varias generaciones durante décadas y décadas.

A pesar de que la guerra extendió sus terribles tentáculos por más de medio mundo, el escenario europeo se transformó en el más importante desde un punto de vista táctico, político, económico y social, pero también por el grado de destrucción que las conquistas militares de la Alemania Nazi llevaron a casi todos los rincones del continente, sumergiendo a Europa en una larga guerra que duraría casi seis años y que se acabaría cobrando más de cuarenta millones de muertos, solo en esta parte del mundo. Además, entre los fallecidos se incluyeron también las víctimas que la brutal política racial del Tercer Reich provocaría en los países ocupados, exterminando a millones de judíos, gitanos, eslavos y demás minorías étnicas por el mero hecho de ser considerados razas inferiores e indeseables, llegándoseles a aplicar incluso el nombre de “sub-humanos”.

Es en este terrible contexto histórico donde Roberto Rossellini nos sitúa los hechos narrados en “Roma, Ciudad Abierta”, ambientada en la Ciudad Eterna durante los últimos meses de la ocupación alemana, la cual se prolongaría entre septiembre de 1943 y junio de 1944, momento en el que el progresivo avance aliado por la Península Itálica obligaría a los nazis a abandonar la ciudad y a declararla “Ciudad Abierta”.

La película nos narra la historia de un pequeño grupo de la resistencia italiana que lucha tanto contra los alemanes como contra los fascistas, muchos de estos conspiradores que, a pesar del arresto de Mussolini y la eventual caída de su gobierno, colaboran con las fuerzas de ocupación para poder ir eliminando poco a poco los pequeños núcleos de resistencia formados por partisanos y demás combatientes. Dentro de uno de estos grupos se encuentra Giorgio Manfredi (Marcello Pagliero), uno de los principales cabecillas del movimiento clandestino que trata de eludir desesperadamente la detención por parte de las autoridades, ya que esto significaría la tortura o incluso la muerte. Don Pietro Pellegrini (Aldo Fabrizi), es un sacerdote católico que ayuda a la resistencia transmitiendo mensajes y llevando dinero de un lado para otro, mientras que que Marcello (Vito Annichiarico) es un pequeño niño que junto a sus amigos trata también de echar una mano a los partisanos. De hecho, la madre del niño, llamada Pina (Anna Magnani), está comprometida con un hombre llamado Francesco (Francesco Grandjacquet), y ambos tienen también pequeños contactos con la resistencia. Todos ellos lucharán unidos contra la ocupación alemana, en especial contra el brutal comandante de la Gestapo en la ciudad, el Mayor Bergmann (Harry Feist), el cual se las ingeniará para descubrir a los partisanos e interrogar a sus dirigentes.

La escena en la que Pina (Anna Magnani) es asesinada a manos de los soldados alemanes, continúa siendo una de las secuencias más desgarradoras e impactantes jamás filmadas

Si bien es cierto que un género cinematográfico no se crea en un solo día (y mucho menos con una única película), “Roma, Ciudad Abierta” nos abre las puestas de un mundo completamente nuevo, de una nueva forma de hacer cine en la que la representación del mundo en el que vivimos se realiza acorde con la realidad, sin ningún tipo de tapujo, ofreciéndonos una cruel, pero real representación de la ciudad de Roma bajo la ocupación nazi. Elementos característicos de la vida cotidiana bajo la amenaza constante de la guerra son claramente visibles a lo largo del film, como el hambre de la población, las cartillas de racionamiento, las patrullas nocturnas, los toques de queda, los registros y las detenciones de sospechosos y partisanos, así como las ejecuciones sumarias. Rossellini se vale de todos estos acontecimientos para ofrecernos algunas de las más desgarradoras e impactantes imágenes jamás representadas en una película, como la escena en la que Pina (Anna Magnani), corre desesperada detrás del camión en el que los fascistas se llevan detenido a su prometido Francesco, siendo tiroteada por soldados alemanes durante la corta persecución, cayendo su cuerpo al suelo y siendo abrazado poco tiempo después por su pequeño hijo, Marcelo, en la que para mi sigue siendo una de las secuencias más devastadoras jamás filmadas. Aún así, la cinta no trata de representarnos a todos los ocupantes como bestias sedientas de sangre, lo cual puede observarse en el comportamiento que muestra el arrepentido oficial alemán al final de la película, el cual se da cuenta de la barbarie que el gobierno de su país está cometiendo contra la población.

Roberto Rossellini (el cual comenzaría a redactor el guión con la ayuda de Sergio Amidei y del mismísimo Federico Fellini en 1944, poco tiempo después de que la ciudad fuese liberada), tuvo enormes dificultades para llevar a cabo la filmación de la película, ya que los estudios donde esta iba a ser rodada habían sido destruidos por el bombardeo aéreo, viéndose obligado a filmar en exteriores y en pequeños decorados. Por otro lado, el material utilizado para la filmación tuvo que ser de baja calidad debido a las restricciones provocadas por la guerra, utilizando principalmente material prestado por fotógrafos y amigos del director.

El resultado final fue una auténtica obra de arte en la que confluyeron el talento y la profesionalidad de realizadores y actores (a pesar de que solo los dos protagonista eran actores profesionales), creando las bases del movimiento neorrealista e iniciando de forma efectiva las carreras cinematográficas de Federico Fellini y del propio Rossellini.

2 comentarios:

Pepe del Montgó dijo...

¿Cómo que la película del mes? y de toda una vida. Yo citaría (yo siempre añadiendo algo) Ladrón de bicicletas. ¡Como me gustan tus comentarios!

Diomedes dijo...

Hola pepe del montgo, Bienvenido. En primer lugar me gustaria agradecerte tus comentarios, el simple hecho de que provengan de un blogger amigo proveniente del otro lado de la península es suficiente como para apreciarlo y valorarlo en grado sumo. Ya vi que habías escrito con anterioridad, mis disculpas por no haber podido contestarte antes. Excelentes recomendaciones las tuyas, la película de Vittorio de Sica constituye otro de los máximos exponentes del Neorrealismo italiano, así como una de las obras cumbres del propio director. Un abrazo y hasta la próxima ;)