sábado, 8 de marzo de 2008

Art in the USA: 300 años de innovación


Finalmente lo conseguí. El viernes de hace algunas semanas tuve la oportunidad de desplazarme hasta Bilbao para poder asistir a la exposición pictórica que lleva por título, Art in the USA: 300 años de innovación, la cual se encuentra alojada actualmente en el museo Guggenheim por un periodo de tiempo de siete meses, desde octubre de 2007 hasta abril de 2008.

La exposición (que se centra sobremanera en el arte norteamericano de la primera mitad del siglo XX), ya pudo ser disfrutada por este vuestro anfitrión hace algunos meses, aunque no de forma satisfactoria debido al poco tiempo del que dispuse, por lo que hubo una gran cantidad de detalles que no pude apreciar en esta maravillosa colección que acoge, además de pintura, algunas obras completamente innovadoras y originales.

Pero en esta ocasión, ha sido casi un día entero el que he pasado entre los muros vanguardistas del museo bilbaino de la fundación Guggenheim, pudiendo ahora adentrarme más tiempo en cada una de salas, cogiendo algún que otro apunte, e incluso nutriéndome de las explicaciones que los guías daban a los distintos grupos de escolares que aquel día abarrotaban el museo. Todo esto ha servido para que pueda ofreceros un testimonio amplio y de primera mano acerca de las casi doscientas obras que componen esta colección y que podéis leer a continuación.

Tal y como reza la inscripción del mural que se encuentra a la entrada de la primera sala de la exposición, “Art in the USA: 300 años de innovación pretende dar una visión de conjunto del arte de una nación que lucha por definirse. 200 obras de arte nos muestran el resultado de la experiencia norteamericana: sus mitos, sueños, dificultades y debilidades”

Esta es, al menos en parte, una forma de resumir el conjunto y el carácter de la exposición, la cual además utiliza las obras como vehículo para explicar el contexto histórico que marcó a los Estados Unidos desde su nacimiento como nación hasta nuestros días. A lo largo del recorrido (que supuso ver una gran cantidad de obras que trascienden cualquier etiqueta), nos encontramos con la historia de los Estados Unidos transmitida a través de decenas y decenas de imágenes, pudiendo ver caracterizados a sus héroes nacionales, los problemas internos de la nación y los diferentes conflictos bélicos en los que ha participado, incluyendo por su supuesto, la Guerra de Secesión (1861 – 1865).

Sin más preámbulos, os dejo a continuación con mi pequeño reportaje acerca del contenido de la exposición, espero que le disfruteis.

La primera sala está dedicada única y exclusivamente a la época de la colonización británica de Norteamérica y a la posterior Guerra de la Independencia (1775 – 1783), al igual que a la Guerra de 1812 (1812 – 1815). Al principio, el arte americano de esta primera época compartía una gran cantidad de similitudes con el arte colonial europeo, por lo que los primeros retratos de los colonos reflejaban a la perfección el puritanismo típico de la región de Nueva Inglaterra (algo que se puede observar perfectamente en obras como El retrato de Clarissa Gallond Cook, de Erastus Salisbuty Field), pero a partir de 1776, con el advenimiento de la Guerra de la Independencia, se puso de manifiesto un renovado deseo por parte de los artistas de distinguir el arte norteamericano del Europeo. Otras obras de la colección que se pueden observar en esta sala son El Constitution y El Guerriere, de Thomas Birch, o el famoso retrato de George Washington, de Gilbert Stuart.

La siguiente sala abarca de 1830 a 1880 y está dedicada a la Expansión y Fragmentación del país, con acontecimientos tan importantes como la compra de Lousiana o la Guerra de Secesión (1861 – 1865). Tras la Guerra de la Independencia, los promotores de Bellas Artes y los ciudadanos comenzaron a debatir entre ellos que significaba ser norteamericano en la búsqueda de la identidad nacional. De esta forma nacieron las llamadas pinturas de género (las cuales describen la vida del momento y los paisajes nacionales), simbolizando así el potencial emergente de la nación. Las obras más destacadas de la sala son la Vista de las Cataratas del Niágara, de Hermann Herzog, La Tierra Prometida – La familia Grayson, de William S. Jewett, y Hogar, Dulce Hogar, de Winslow Homer (obra inspirada en la Guerra de Secesión).

El periodo que abarca de 1880 a 1915 es el del Cosmopolitismo y el Nacionalismo, y el arte de esta época se caracteriza por reflejar el miedo y la incertidumbre a la que los Estados Unidos se enfrentaron cuando salieron por vez primera a la escena mundial, en una época caracterizada por las grandes migraciones y por la aparición de nuevas tecnologías. En relación a esto podemos ver obras como Tarde Invernal, East River, Calle 59, Nueva York, de Gifford Beal.

La Modernidad y el Regionalismo (1915 – 1945), es una época muy influyente y controvertida, marcada por la instigación política de entreguerras, La Gran Depresión, el nacimiento del Jazz y de la vida cultural urbana. Todo esto llevó a los artistas a tener una mayor conciencia social y a preocuparse por los problemas de su nación. En este marco podemos observar algunas de las mejores obras de toda la colección, como Sábado Noche, de Archibald J. Motley, Pip y Flip, de Reginald Marsh o algunas obras del gran Edward Hopper (uno de mis artistas favoritos a nivel personal).

La siguiente sala, Prosperidad y Desilusión (1945 – 1980), nos narra el nacimiento del Expresionismo Abstracto durante la época en la que los Estados Unidos se convirtieron en una superpotencia a nivel mundial. Se trata este de un nuevo tipo de arte en el que los artistas dan una mayor importancia al progreso creativo, expresando su preocupación por el lado oscuro del hombre y por su vulnerabilidad. Entre las obras que se exponen podemos encontrar Nº 18, de Jackson Pollock o Sin Título, de Arshile Gorkoy.

La siguiente sala del recorrido está dedicada al Arte Pop. La década de los 60´s fue muy provocadora en lo que a cultura, política y filosofía se refiere. En este contexto en el que EEUU se había convertido en una sociedad industrializada, consumista y preparada para la llegada de la era de la información, surgieron nuevos artistas en ciudades como Nueva York o Los Ángeles que proponían un arte basado en lo cotidiano y en lo producido en masa, viéndose además influenciado por el cómic, las revistas y la televisión. Podemos apreciar obras como Rubia Lulú con Suerte, de Mel Ramos o Grrrrr!!, de Roy Liechtenstein.

El llamado Minimalismo es un movimiento caracterizado por la preponderancia de la escultura frente a la pintura, aunque de una forma bastante original e innovadora. Autores como Robert Morris, Donald Judd y Dan Flavio crearon obras muy originales utilizando para ello materiales como el fieltro, los tubos de Neón o el metal, creando un nuevo concepto de arte. En relación a esto, podemos ver obras como Pasillo Escenificado, de Bruce Nauman o Sydney Guberman, de Frank Stella.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola amigo diomedes , me ha gustado tu comentario sobre la exposición Art in USA: 300 años de innovación , es mas aprovechare un viaje que tengo que hacer a Bilbao para visitarla si aun esta allí cuando vaya .
Por cierto se nota que te gustan los Coen , dime , que te pareció lo que para mi es su opera prima “ fargo “
Sigue por ese camino , lo haces muy bien , un saludo Alpacine

Anónimo dijo...

Hola amigo diomedes , me ha gustado tu comentario sobre la exposición Art in USA: 300 años de innovación , es mas aprovechare un viaje que tengo que hacer a Bilbao para visitarla si aun esta allí cuando vaya .
Por cierto se nota que te gustan los Coen , dime , que te pareció lo que para mi es su opera prima “ fargo “
Sigue por ese camino , lo haces muy bien , un saludo Alpacine

Diomedes dijo...

Hola Alpacine, bienvenido de nuevo. Disculpa que haya tardado tanto en contestar, estos son unos días de mucho trabajo en la facultad y apenas puedo pasarme por aquí jeje. Muchas gracias por tu comentario, siempre es un placer recibirlos. Respecto a Fargo, que puedo decir de esta película que no se haya dicho ya, sin duda una de las más grandes y definitivas películas de la década de los 90, con unas interpretaciones geniales (Steve Buscemi es todo un gurú del cine independiente) y un guión muy, muy original. Aún así, creo que los Coen tienen otras películas en su haber muy destacadas y de las que la gente no se acuerda tanto, como "Muerte entre las flores" o "Barton Fink". Creo que son también cintas muy bien realizadas pero que no han tenido una acogida del público en general como se merecían